179, 183, 2002… Jaime se para en esas plazas del parking para que le diga esos números. Hemos dejado el coche en el garaje y, aunque son solo 100 metros hasta casa, tardamos por lo menos quince minutos en llegar.
Ya en la calle, hay que pararse y ver los escaparates (algunos). Tiene sus favoritos y en ellos nos paramos más tiempo haciendo recuento de las cosas que vemos y le interesan… el espejo, la tierra que da vueltas y vueltas, el cocodrilo, los peces con las burbujas, el cangrejo con las burbujas…
En muchas tiendas lo saludan, salen a hablar con nosotros, preguntan, compartimos un rato… muchas gracias… dice Jaime. En una le han regalado un bombón.
Acercarse, compartir, creo que incluir tiene más que ver con eso que con la simple obligación de incorporarnos en modelos en los que ni encajamos ni nos sentimos a gusto. La inclusión ha de ser porque la sociedad esté abierta a cualquiera de nosotros y nos permita ser junto a los demás, respetando, sin obligar a nadie y sin responder a esos arquetipos estandarizados que se venden como buenos.
… y la luz del color… dice Jaime. Es lo último, ya hemos llegado al portal. Somos parte del entorno y nos sentimos bien. A los que estáis ahí, en su camino, no sé si lo sabéis, pero lo hacéis muy bien en eso de incluir.
17 junio 2022